26 de octubre de 2011

Estudiante de élite triqui en Miguel Alemán sin apoyo

Por: Guillermo González Vera

Hermosillo, Son.- Erica Judith García de Jesús, de 10 años, pertenece a la comunidad Triqui que vive en la comisaría Miguel Alemán, donde actualmente cursa el quinto año de primaria y ocupa el primer lugar de aprovechamiento de su clase.

Uno de los anhelos más grandes de la pequeña para continuar sus estudios es tener una computadora laptop, pero sus padres no pueden costearla.

La señora Ernestina, madre de Erica, dijo que desde hace tiempo la niña le ha pedido que le compre una computadora portátil, pero la situación económica que se vive en casa no le ha permitido adquirirla ya que su esposo trabaja en los campos agrícolas y el dinero que gana lo destinan a la comida.

"Desde hace mucho que nos ha pedido una computadora, pero a veces tenemos trabajo y a veces no, por lo que resulta difícil comprársela porque no tenemos dinero, queríamos pedir un crédito pero los intereses son muy caros", comentó.

Entregan aula en primaria

Alrededor de 100 niños que se quedaron sin cupo en la primaria indígena 19 de Abril se vieron beneficiados la tarde de ayer al recibir un aula donada por el Sindicato Campesino Salvador Alvarado y la fundación "Alta", para la cual se invirtieron 50 mil pesos.

Trinidad Sánchez Leyva, representante del sindicato, mencionó que habían recibido la solicitud por parte de los padres de familia, quienes se mostraban preocupados porque sus hijos no habían alcanzado cupo, por lo que más adelante buscarán la forma de agregar otros materiales al aula.

Por su parte, Antonio López Martínez, representante de la comunidad Triqui, dijo que se mostraba agradecido por la donación del aula, porque los niños de su comunidad necesitan estudiar y continuar preparándose, lo que podrán lograr al contar con un salón de clases como el que recibieron.

Exigen triquis de Sonora igualdad

Hermosillo, Sonora.- Como parte de las acciones emprendidas por la CEDH para proteger y ofrecer una atención integral para dignificar la condición de vida de las etnias de Sonora, el Lic. Raúl Ramírez escuchó la exigencia de igualdad entre esta comunidad y la sociedad en el Poblado Miguel Alemán.

En reunión llevada a cabo en esta población, representantes de la etnia presentaron al Presidente de la CEDH Sonora un pliego petitorio donde destaca respeto de parte de las autoridades y de la sociedad, así como servicios relativos al cuidado de los niños que requieren contar con la seguridad que ofrece una guardería infantil.

“Con más de 30 años establecida en Sonora, la comunidad triqui forma ya parte de nuestro Estado y por ello, merece el reconocimiento de la sociedad y la atención integral de los programas asistenciales de los tres órdenes de gobierno como también un trato digno y de respeto por su condición humana”, estableció.

El también Secretario General de la Federación Mexicana de Organismos Públicos de Derechos Humanos (Fmopdh) indicó que al igual que el resto de los grupos étnicos de la entidad, esta etnia cuenta con los mismos derechos a la seguridad social, jurídica, de salud y patrimonial.

“Hoy es momento para erradicar la discriminación y la desigualdad de las comunidades indígenas, por ello pugnamos por una nueva etapa de trabajo en conjunto entre autoridades y sociedad para preservar la paz social y lograr alcanzar día a día, un Estado donde la legalidad y el respeto a los derechos humanos sea una constante”, expresó.

Tras escuchar las exigencias de los integrantes de este grupo, el Ombudsman sonorense se comprometió a realizar las gestiones ante las autoridades para brindar la atención integral que requieren para acceder a una condición de igualdad, certeza jurídica y seguridad social que por derecho les corresponde.

En la reunión se contó con la participación del representante Triqui, Antonio Ramírez; Dr. Jorge Pesqueira Leal; del regidor Mateo Jiménez y el Visitador Adjunto de la ORDH, Lic. David Leyva, entre otras autoridades y personal de este organismo.

11 de octubre de 2011

Ignoran a triquis en Albany, Nueva York

Por: Virginia Alvarado

Nueva York.- Las denuncias de extorsión, atracos y golpizas a indígenas mexicanos de la comunidad triqui del Estado de Oaxaca, México, son desoídas por las autoridades a cargo del orden en Albany, Nueva York, localidad donde se asientan unas 400 familias de esta comunidad inmigrante.

“Lo que nos pase no les importa a la gente de aquí, nos desprecian y nos ven con desconfianza. Piensan que porque no hablamos bien el español estamos echando mentiras”, comentó Faustino de Jesús Ramírez, Presidente de la organización “Sueños de los Triquis del Estado de Oaxaca”.

El azote del hampa es tal, que hace seis semanas Ricardo Cruz, un inmigrante triqui, fue golpeado brutalmente por una banda de asaltantes que aprovecharon la oscuridad de la noche para escabullirse de manera sigilosa a su vivienda. “Nos defendimos cómo pudimos y no les dimos el gusto de llevarse lo poquito que tenemos. Pero, desafortunadamente, me golpearon mucho. Gracias a Dios no me mataron”, externó Cruz, quien permaneció en el hospital durante varios días por la gravedad de sus heridas.

Por incidentes como el vivido en carne propia por Cruz, es que muchos de los triquis aseguran que están con miedo.

Además, los paisanos afirman que viven “a la buena de Dios” ya que las autoridades tanto de la capital del Estado como de la representación consular mexicana a la que sólo han visto en contadas ocasiones, no los atienden como deberían. “Nos dicen que podemos llamar a cualquier hora, pero la verdad ni te contestan el teléfono cuando hay una emergencia. De hecho, tuvimos una reunión hace un tiempo pero después de ahí no hemos sabido nada de ellos”, comentó Faustino de Jesús, quien a sus 26 años de edad y tras 6 años de radicar en EU asegura que la vida se torna cada día más peligrosa para su comunidad en la Urbe de Hierro.

“Son “los morenos” los que nos están atacando, ellos no trabajan y saben que nosotros sí, por eso, nos persiguen en las calles, entran a nuestras casas, quieren pegarnos y además extorsionarnos. Tenemos que dejar nuestros departamentos, porque nos localizan y enseguida nos quieren molestar”, expresó Faustino, quien reveló que los triquis viven principalmente de trabajar en restaurantes, fábricas y realizando labores de recolección de basura en la ciudad de los rascacielos.

10 de octubre de 2011

Mujeres triquis de Copala tejiendo autonomía

Por: Rosalía Cárdenas

El tejer de las mujeres se hace cada vez más constante, las abuelas, las hijas, las nietas tejen con sus hilos, con sus manos, con la palabra tejen la resistencia, abriendo caminos con la rabia digna; camino andado tantas veces por ellas mismas, caminos que ahora se confunden con el rojo de sus huipiles por tanta sangre derramada, los huipiles son bordados y trabajados por manos de mujeres triquis, mujeres que junto con su pueblo han sido reprimidas, vejadas, hasta llegar al olvido de la mayoría que vivimos en las estresadas, enajenantes y frías ciudades, engañados y engañadas pensando que somos dueños y dueñas de nuestras vidas, recibiendo lo que no necesitamos, sobreviviendo con lo que no queremos y olvidando nuestras necesidades.

Olvido, el mejor amigo de los que lo propagandizan: el miedo, de los que reprimen y llenan de sangre los caminos dignos de San Juan Copala, los que avergüenzan a la tierra con cada acto de despojo, con violaciones, con asesinatos, ellas y ellos los que odian que el pueblo Triqui una vez más se ponga frente a ellos para exigir justicia, para luchar por lo que les corresponde. Ellas las del huipil rojo, las de las trenzas, las del chamaco en el pecho, ellas las tejedoras, ellas, las mujeres Triquis se ponen de pie para exigir alimento para hijos, esposos, madres, para los suyos, alimento necesidad básica para sobrevivir y justicia para vivir.

La necesaria búsqueda del sustento convierte a los matorrales en el mejor amigo para las mujeres Triquis, cuando el viento y el sol las descubren la búsqueda suele convertirse en una actividad peligrosa sujeta a violación y muerte, como el muy presente 7 de septiembre de 2010 cuando Natalia Cruz Bautista y Francisca de Jesús García mujeres Triquis que intentaban ir por alimento para sus hijos e hijas, fueron interceptadas de manera agresiva por paramilitares y una de ellas violada y la otra herida de bala en el hombro, “se meten con nosotras porque saben que ya no tenemos miedo” nos dicen a un grupo de mujeres que fuimos en busca de unas entrevistas y regresamos con inmenso aprendizaje.

Un grupo de mujeres con vestidos rojos resiste no sólo en las calles, en sus caminos, en su comunidad, sino también en el zócalo de la ciudad de Oaxaca, ellas unas cuantas pero con la fuerza suficiente para organizarse y protegerse entre ellas, con la fortaleza y convicción que un desalojo ya es poco para tanta balacera en San Juan Copala, balacera a la que los niños han estado acostumbrados desde hace meses, balacera que ha asesinado a compañeros, compañeras, esposas, esposos, hijas, hijos, resistencia que ha costado vidas, pero que ahora las mujeres triquis con todo su dolor, con toda su rabia luchan de manera pacífica, contundente y con fortaleza para romper el cerco mediático y paramilitar que obstruye el acceso de alimentos, de salud y educación a San Juan Copala, las mujeres Triquis conocidas por sus huipiles rojos y condenadas por generaciones a las vejaciones hoy están exigiendo su derecho a la libre autodeterminación de los pueblos.

En el Zócalo de Oaxaca las mujeres pasan y pasan visten de diferentes formas, algunas con lentes negros para cubrir los ojos del sol, unas desconcertadas observan a las mujeres Triquis en su andar, otras asombradas miran a los niños que juegan en las cercanías del campamento de las mujeres Triquis, otras solo pasan sin observar, sin poner atención a las demandas, sin mirarlas a ellas siquiera, distraídas y engañadas por la cosmética que atenta contra su ser, por la moda que despoja los huipiles, otras indignadas convierten la lucha de las Triquis en las suyas, algunas con miedo de estar algún día en el lugar de ellas sólo saludan y sujetan a sus hijos de la mano.

“Luchamos porque somos mujeres” dice una de ellas, mujeres que ya no están de acuerdo a seguir sometidas, mujeres que ahora son las proveedoras del alimento arriesgando así su propia vida.

Mujeres y hombres Triquis que a través de los años su lucha ha sido criminalizada, por los criminales que despojan, violan y asesinan a los indios e indias de sus tierras.

Mujeres que hoy se levantan y salen de su comunidad no para huir, sino para dar a conocer su palabra y su resistencia, como pueblos indios, como pueblo Triqui, como madres, hijas, como mujeres.

Porque en donde sea que sus pies las anden ellas seguirán siendo Triquis, porque el rojo de sus huipiles es una inspiración y una constante resistencia.