CANCIONES DE COPALA

LUZ ROSÁCEA DEL ATARDECER 

Esta es la canción de la Luz Rosácea del Atardecer. En la antigüedad, la Luz Rosácea del Atardecer era una mujer.

Estaba él recogiendo ejotes en la cañada,
al voltear su mirada,
entonces, ella ya iba corriendo,
desde la cañada él le gritó:
¡Vuelve, vuelve acá
para que juntos recojamos los ejotes!
¿A dónde quieres ir yendo hacia allá?,
¿Acaso no sabes que aquí estoy recogiendo ejotes?,
le gritó él desde la cañada.
Entonces, ella respondió:

Yo no soy de las que vuelve y vuelve,
¡cómo! si cuando vivíamos juntos
no podíamos vivir juntos,
¡cómo! si cuando platicábamos
no podíamos platicar,
¡cómo! si cuando comíamos
no podíamos comer,
¡cómo! si cuando dormíamos
no podíamos dormir.

No voy a ir con mis parientes,
tampoco voy a ir con nadie más,
voy a donde me lleve el destino,
a donde me dicte el corazón,
mi corazón me hace hacer esto,
mi corazón me está impulsando,
contestó ella, y siguió su camino.

Su rostro resplandecía muy rosáceo, su huipil muy rojo y su enagua muy negra cuando iba corriendo hacia la cima de la montaña.

¿Será verdad?, pensó él,
corriendo se fue tras ella,
y al llegar a la cima de la montaña
ella ya estaba en la siguiente montaña,
de nuevo corrió tras ella
y al llegar a dicha montaña,
ella ya estaba en la subsecuente montaña
desde donde la vio ocultarse.

Entonces, él reflexionó y dijo:
Ésto sí que es sufrimiento,
sufrimiento que nunca terminará,
¿así son las reacciones de las mujeres?
¿así hacen las mujeres?,
dijo él abrazándose la cabeza
y llorando se marchó del lugar.
Así es la canción y la historia de la Luz Rosácea del Atardecer. La Luz Rosácea del Atardecer era una mujer, su rostro resplandecía muy rosáceo, su huipil muy rojo y su enagua muy negra cuando iba corriendo a la cima de la montaña. 
Versión del músico: Antonio Vazquez
(El Centenario Enamorado)
Traducción: Tinunjei
                               San Juan Copala                                

¿POR QUÉ VIVIMOS EN ESTE MUNDO EN VANO?

Esta es la canción que cantaban los hombres que vivieron hace mucho tiempo.

Él decía:
¿Por qué nací?,
¿por qué crecí?,
¿por qué?,
decía él.

¿Por qué nacimos?,
¿por qué crecimos?,
¿y luego vamos a morir
hasta desaparecernos?,
¿por qué vivimos en este mundo en vano?.

Vivimos un mundo maldito,
donde existen enfermedades,
donde existen dolores de cabeza,
así vivimos en este mundo,
no sé por qué nacimos,
¡diá um!,
no se por qué nacimos.

No vamos a vivir para siempre,
sólo vivimos dos días,
sufrimos,
tenemos dolores de cabeza,
dolores de huesos,
¿por qué vivimos en este mundo en vano?,
decía él.

Así termina esta canción.
Versión del músico: Antonio Vazquez
(El Centenario Enamorado)
Traducción: Tinunjei
San Juan Copala 

ASÍ CANTABA UNA MUJER

En una casa de mayordomía, habían varios hombres tomando y tocando la  guitarra. Entre ellos estaba sentada una mujer que cantaba:

¿Qué le pasa a la vieja guitarra?
sólo tiene cuatro tripas secas
pero parece que está hablando,
¿qué le pasa al viejo ocotal?,
¿que le pasa a la madera apolillada?.

¿Que le pasa a la madera apolillada?,
¿que le pasa al viejo ocotal?,
sólo tiene cuatro tripas secas de chivo
pero parece que está hablando,
decía ella cantando.

No nos entristezcamos,
el día cuando yo me muera,
podrá mi gallina comerme,
podrá mi cerdo comerme,
podrá mi perro comerme,
no pasará nada,
sé que he de morirme.

Quiero morir a balazos,
no quiero morir de hinchazón,
no quiero morir de hinchazón,
quiero morir como mueren los hombres,
porque soy hija de hombre.

Quiero morir a balazos,
quiero morir a navajazos,
quiero morir como mueren los hombres,
no quiero morir de una enfermedad cualquiera,
no quiero morir de hinchazón.

No nos entristezcamos,
el día cuando yo me muera,
podrá mi gallina comerme,
podrá mi cerdo comerme,
podrá mi perro comerme,
no pasará nada,
sé que he de morirme.

Soy un centavo inservible,
soy un centavo ligero,
soy un centavo agujerado,
soy un centavo retorcido,
soy un centavo de la calle,
no me utilicen.

Soy un centavo ligero,
soy un centavo retorcido,
soy un centavo de  la calle,
soy un centavo que no pasa,
soy un centavo cualquiera.

Soy un centavo agujerado,
soy un centavo que cae
a los pies de la gente,
soy un centavo retorcido,
soy un centavo oxidado,
no me utilicen.

Versión del músico: Antonio Vazquez
(El Centenario Enamorado)
Traducción: Tinunjei
San Juan Copala 

 QUIERO TOMAR

En una casa de mayordomía, habían varios hombres cantando y tomando aguardiente y tepache. Uno de ellos cantaba:

Mami, no te angusties,
no estés triste,
sírvame otro jarrón de tepache,
sírvame otra botella de aguardiente,
ahora que estoy vivo,
ahora que tengo aliento de vida
quiero tomar,
ahora que estoy con mis amigos,
ahora que estoy vivo tengo amistades,
que son tan hombres como yo.

El día que yo me muera,
nadie buscará al aguardiente,
nadie buscará al tepache
nadie visitará a ti,
¡diá um!
este mundo sí es cruel de verdad.

Mami, no te angusties,
no estés triste,
sírvame otra botella más grande de aguardiente
para tomar con mis amigos,
sírvame otro jarrón de tepache
para tomar con hombres valientes como yo,
ahora que estoy vivo tengo amigos,
ahora que tengo aliento de vida
quiero tomar y comer,
y a hacer lo que yo quiera,
ahora que estoy vivo.

El día que yo me muera,
te vas a quedar,
se va a quedar el aguardiente,
se va a quedar el tepache,
nadie los visitará algún día,
nadie los buscará algún día,
decía él, decía él.

Ahora que estamos vivos,
ahora que estamos vivos,
si tan sólo pudiéramos vivir en paz,
es imposible,
es imposible,
no nos martiricemos.

Sírvame otra botella para tomar,
sírvame  otra jarra de tepache para beber
ahora que estoy vivo,
ahora que tengo aliento de vida,
no nos entristezcamos.

El día que yo me muera,
se va a quedar el tepache,
se va a quedar el aguardiente,
te vas de quedar,
nadie los buscará algún día,
nadie los visitará algún día.

Así decía él, así decía cuando estaba tocando la guitarra.
Versión del músico: Antonio Vazquez
(El Centenario Enamorado)
Traducción: Tinunjei
San Juan Copala  

LA TRISTEZA

Esta es la canción de la tristeza, canción del sufrimiento.

Él decía a ella:
mami, no estés triste,
no estés angusties.

Por ti sufro,
por ti sufriré mañana,
y por ti sufriré después.

Por ti no como,
por ti no duermo,
por ti hablo sólo cuando voy en la calle.

Cuando estoy durmiendo, me acuerdo de ti,
cuando estoy comiendo, me acuerdo de ti,
cuando estoy trabajando, me acuerdo de ti.

Por ti no como,
por ti no duermo,
por ti hablo sólo cuando voy en la calle.

Si te consigo, ¡qué felicidad!,
si no te consigo, ¡no quiero la vida!,
me pondré una soga al cuello
y me colgaré en la rama de un árbol,
si no, me ataré una piedra a la garganta
y me tiraré al agua más profunda,
o  me arrojaré a una barranca,
si no te consigo.

Por ti sufro,
por ti sufriré mañana,
por ti sufriré después.

Por ti no como,
por ti no duermo,
decía él a ella.

Ella contestó:
¿es verdad lo que me dices?
tú dices eso,
pero que  tal si cuando lleguemos a tu casa,
tu madre se levanta con un palo
y me apalea como a una pollina?,
¿entonces que hacemos?,
le contestó ella.

Entonces, él respondió:
no te preocupes mami,
no sólo existe una casa,
no sólo existe un camino,
habrá otra casa,
habrá otro camino.

Hay camino que va hacia el norte,
hay caminos que van hacia lados,
hay camino que va hacia el sur,
habrá otro lugar donde podamos vivir para siempre.

Este mundo es inmenso,
este mundo es extenso,
no nos preocupemos,
no te preocupes,
no digas eso mamita,
no tengas miedo,
no digas eso,
le contestó él a ella.

Esta es la canción de la tristeza, así le decía él a ella, así le decía.
Versión del músico: Antonio Vazquez
(El Centenario Enamorado)
Traducción: Tinunjei
San Juan Copala