20 de noviembre de 2010

Triquis, legado de rebelión contra injusticia del gobierno

Por: ohernandez

Al iniciar la Guerra de Independencia, los pueblos triquis se sumaron a la lucha creyendo que las promesas de devolverles su libertad y sus tierras les serían cumplidas. Pero no fue así. El nuevo Estado que surgió tras desligarse del yugo español se construyó sin tomar en cuenta a los pueblos indígenas y bajo las ideas de propiedad e igualdad, se les despojó de sus tierras, se les arrebató el derecho de nombrar por sí mismos a sus autoridades y la iglesia empezó a cobrar por cualquier servicio prestado. Esos sucesos motivaron una de las primeras rebeliones indígenas contra el Estado.

Así relata Francisco López Barcenas en su libro "San Juan Copala: dominación política y resistencia popular, de las rebeliones de Hilarión a la formación del Municipio Autónomo", donde dice que, como parte de participación en la Guerra de Independencia, los triquis fueron capaces de negociar el control de su territorio con la clase política que asumió el poder estatal en los primeros años de vida independiente, así se realizó la creación de tres municipios.

El 15 de marzo de 1825 se reconoció a San Andrés Chicahuaxtla como municipio, un año después, el 6 de mayo de 1826, San Juan Copala también adquiere su categoría de municipio.

"Estos dos municipios no fueron una concesión de aquella nueva clase política hacia los triquis, sino una conquista lograda con la activa participación en la Guerra de Independencia", indica el autor de los libros "Los triquis: un pueblo heroico" y "Muertes sin fin, crónicas de represión en la Mixteca oaxaqueña".

Rebelión de Hilarión

En los años siguientes a la proclamación de la Independencia de México, Hilario Alonso Medina, conocido como "Hilarión", soldado que peleó por la independencia bajo las órdenes de José María Morelos y Pavón, y su gente se dedicaron a impartir justicia por su cuenta, se dedicó con sus hombres a asaltar los ranchos y trapiches de los alrededores de Putla y a matar a quienes oponían resistencia.

Hilarión atacó la casa de José María Carrasco, quien por órdenes del General Antonio de León había obligado a los triquis de Copala a pagar renta por el uso de sus tierras, por esa acción Hilarión y su gente fueron perseguidos, pero se refugiaron en las montañas de Juxtlahuaca, donde la población los asistía y apoyaba.

El coronel Mariano Guzmán inició una represión contra la población triqui de Copala, lo mismo que la mixteca. Quería de esa manera dejar sin bases a los rebeldes.

A finales de 1839 el Ejército federal capturó a "Hilarión", en la capital del estado se le acusó de 35 asesinatos, a lo que respondió "debo solo uno, de los otros son responsables los jueces del gobierno".

La muerte del principal líder de la guerrilla aminoró la resistencia triqui contra la dominación, aún cuando sus gentes siguieron luchando.

En 1843 los triquis se volvieron a levantar en armas, esta vez lidereados por Dionicio Arriaga y Domingo Santiago. La razón de esta nueva rebelión fue un fallo del juez de Juxtlahuaca y la orden que dictó para embargar las tierras comunales de Copala.

La rebelión indígena continúo su curso y cada día que pasaba crecía y se extendía más, indica López Barcenas, colaborador del diario La Jornada.

La estrategia del gobierno

Al darse cuenta que por medio de las armas no podría vencer a los pueblos que se oponían a su proyecto de nación, optó por dominarlos políticamente, simulando integrarlos a la nueva sociedad y defender sus intereses.

En 1847 los rebeldes se dividieron: una fracción encabezada por Anselmo Santiago decidió acogerse al indulto que el gobierno les ofrecía, se rindió y regresó a sus tropas con sus familias, llevando como única garantía la promesa del gobierno de crear condiciones para emprender una nueva vida. Otros siguieron levantando la bandera de la rebelión.

En ese mismo año fue capturado Domingo Santiago, otro gran líder del movimiento, el gobierno lo acusó de varios crímenes de orden común y fue juzgado por una Corte que lo condenó a la pena de muerte, siendo pasado por las armas y decapitado.

Los que sobrevivieron a las rebeliones fueron adaptándose a los nuevos tiempos que corrían. Y así sería por mucho tiempo, hasta que la Revolución volvió a tocar sus puertas y los puso en movimiento nuevamente.

En San Juan Copala, como en otras partes del estado de Oaxaca, los bandos se dividieron en zapatistas y constitucionalistas, iniciaron las acusaciones mutuas, lo sorprendente es que no se enfrentaban a los mestizos o su gobierno sino contra grupos triquis de la misma región.

Las fricciones políticas entre los triquis ya no desaparecerían; al contrario, con el paso del tiempo aumentarían, alimentadas por los mestizos y la acción gubernamental.

La lucha entre la diversas fracciones triquis era a muerte. Ellos lo sabían, por eso si querían salir triunfantes tenían que echar mano de cualquier medio a su alcance.

Gobierno vs Triquis

La violencia de los grupos de triquis fue combatida con la violencia gubernamental.

En la configuración de las fuerzas políticas internas formadas en San Juan Copala y sus barrios después de la Revolución Mexicana, intervinieron factores externos a la región.

No solo era la venta de alcohol, el robo o la venganza por lo que los triquis peleaban. Esas eran las causas mas visibles, atrás de ellas estaba la discriminación que sufrían de los mestizos y sus autoridades, administrativas y judiciales, frente a las cuales los triquis se veían impotentes para reclamar sus derechos por vías institucionales.

Esta situación daba pie a que fueran acumulando un rencor que, como autodefensa, descargaban sobre quienes no podían hacerles daño, sus propios hermanos, haciéndolos parecer belicosos por naturaleza

La situación de Copala no sólo es culpa de sus habitantes sino también del gobierno y los mestizos, el primero por abandonarlos a su suerte, a merced de los políticos y comerciantes regionales que con tal de aprovecharse de ellos no les importaba generar una guerra de la cual después los culpaban sólo a ellos; los segundos por contribuir a esa situación.

A partir de la década de 1970 comenzó a fluir la inversión y privada a la región en obras públicas. La primera, llegó del gobierno federal, no del estatal, pues "el gobierno del estado de Oaxaca ha considerado desde siempre a los triquis como el grupo más difícil de la entidad"; la segunda, en cambio, estuvo a cargo de la iglesia y algunos particulares a filántropos quienes impulsaron programas de trabajo en beneficio de los triquis.

Los programas gubernamentales sirvieron más como mecanismos de contención de la violencia que como ejes de desarrollo de las comunidades. Al gobierno le preocupaba que el odio generado en la región, especialmente contra el Ejército mexicano se uniera a las demandas de los movimientos político-militares del estado de Guerrero, principalmente los del Partido de los Pobres y su Brigada de Ajusticiamiento, dirigidos por Lucio Cabañas Barrientos y el de la Asociación Cívica Nacional Revolucionaria liderada por Genaro Vásquez Rojas.

1.- 15 de marzo de 1825 se reconoce a San Andrés Chicahuaxtla como municipio.

2.- 6 de mayo de 1826, San Juan Copala también adquiere categoría de municipio.

3.- 1839 el Ejército federal captura al líder rebelde triqui "Hilarión", en la capital del estado se le acusó de 35 asesinatos. Fue el primer levantamiento indígena luego de la Independencia

4.- En 1843 los triquis se volvieron a levantar en armas, esta vez lidereados por Dionicio Arriaga y Domingo Santiago. La razón de esta nueva rebelión fue un fallo del juez de Juxtlahuaca y la orden que dictó para embargar las tierras comunales de Copala.

5.- 1847 los rebeldes se dividen

6.- Anselmo Santiago decide acogerse al indulto del gobierno, otra fracción mantiene la lucha armada

7.- Domingo Santiago, otro gran líder del movimiento, es capturado; una Corte lo condena a pena de muerte, siendo pasado por las armas y decapitado

8.- Con la revolución los triquis se reparten entre zapatistas y constitucionalistas; este es el sedimento que alimentaria la división triqui en el siglo pasado y que ha llegado hasta nuestros