5 de enero de 2013

Muere recién nacido a causa del violento desalojo de desplazadostriquis de San Juan Copala

El 23 de diciembre, unas horas antes de la Noche de Rábanos, el gobernador Gabino Cué aprobó la indicación del Secretario General de Gobierno, Jesús Martínez Álvarez, para desalojar a las triquis del Palacio, el bebé muerto es el resultado de la represión.

Por: Águeda Robles

La ineptitud, indolencia e intolerancia del gobierno de Gabino Cué Monteagudo fueron los responsables de la muerte del pequeño Jesús, quien a cuatro días de nacido cerró los ojos luego de que su madre, Valentina Merino, fuera empujada, manoseada y amenazada por los inspectores del municipio de Oaxaca, y por policías estatales y de civil que desalojaron a las mujeres triquis de San Juan Copala, la madrugada del 23 de diciembre, de los corredores del Palacio de Gobierno.

El desalojo y parto prematuro

Con indignación el padre del menor, Lázaro Hernández Hernández, narró a DESPERTAR de Oaxaca que la noche del 23 de diciembre su esposa, con ocho meses de embarazo, se encontraba en el campamento del Palacio de Gobierno, donde permanecen desde hace dos meses para exigir a la administración estatal les proporcione seguridad para retornar a San Juan Copala.

Esa noche, cuando el frío caló hasta lo más profundo, el gobierno decidió actuar contra los inconformes y, alrededor de las 11 de la noche, inspectores municipales de la ciudad de Oaxaca comenzaron a desmontar las mantas y cartones que utilizaban como paredes y pisos en la llamada Casa del Pueblo.

Minutos después arribaron los elementos de la policía estatal para establecer una valla e intimidarlos de esa manera; sin embargo, el valor y la necesidad de no tener donde pernotar los hizo resistir este embate, colocando inclusive a sus menores hijos al frente de los escudos de los elementos de seguridad.

La valiente actitud de las mujeres y niños no fue suficiente, ya que la orden era precisa: retirarlos del plantón en la madrugada, para cuidar la imagen del 115 aniversario de la Noche de Rábanos que se haría unas horas más tarde; con esa instrucción, los elementos policiacos incursionaron, y con empujones y tras algunos golpes lograron el objetivo de resguardar los arcos del Palacio de Gobierno.

Durante estos hechos, Valentina Merino recibió jaloneos, golpes y empujones que horas más tarde la empujaron a tener parte de la desgracia que enlutaría su hogar cuatro días más tarde. La misma madrugada de ese 23 de diciembre, en vísperas de la Navidad, empezó a sangrar por la vagina, por lo que fue llevada de urgencia con un médico.

El coraje, el miedo y la impotencia de sentirse nuevamente desplazada ocasionó una crisis en la mujer, que minutos más tarde fue controlada por sus compañeros y esposo, quienes le pedían tranquilizarse por el bien del bebé.

En el hospital civil, refiere el cónyuge de la mujer, les indicaron que aún le faltaba tiempo al pequeño para llegar a este mundo. Sin embargo, las molestias y dolores continuaron, por lo que, fieles a sus tradiciones, acudieron con una partera que ayudó a Valentina a convertirse en madre por tercera vez.

De manera prematura, con ocho meses de gestación y sin atención médica oficial, llegó a un mundo de desplazados el pequeño Jesús, quien en un primer momento no presentó signos de algún padecimiento; por el contrario, era un niño que lloraba y, en ocasiones, hasta parecía que reía, lo que provocaba la alegría de sus padres y hermanos.

Sin embargo, la madrugada de este viernes notaron que algo raro ocurría, pues al pequeño le costaba respirar, de inmediato y con los pocos recursos con los que cuentan, fue trasladado a un centro de salud en donde los tuvieron sentados durante aproximadamente una hora, antes que el médico residente los atendiera, sólo para recomendarles que lo llevaran al hospital civil, pues la condición de Jesús era delicada.

Sin prestarles el auxilio de alguna ambulancia, subiendo en camiones, con el niño en brazos, llegaron al Hospital Civil Aurelio Valdivieso, pero las condiciones y el tiempo que tardaron en llegar fueron los factores determinantes para que ya no se pudiera hacer nada.

Diez minutos de haberlo recibido, personal del nosocomio les comunicó que el bebé había fallecido.

Los culpables

Después del mediodía, Jesús murió luego de haber nacido el 24 de diciembre a las 18:00 horas, e irónicamente llevaría el nombre de uno de los funcionarios a los que sus padres responsabilizan de ser el causante de su muerte: el secretario general de Gobierno, Jesús Martínez Álvarez.

No es sólo por hablar, porque Martínez Álvarez fue el funcionario que más insistió en la necesidad de desalojar el campamento de las triquis desplazadas de los bajos del Palacio de Gobierno, incluso, dicen que fue quien orquestó que su propio yerno, el presidente municipal, Luis Ugartechea Begué, enviara a sus inspectores municipales para romper las lonas, adueñarse de los pocos bienes de las inconformes y replegarlas a la calle de Flores Magón, con el apoyo de la policía estatal preventiva.

Ya Jesús Hernández Merino no seguirá sufriendo en el plantón, se consuelan sus padres, quienes con lágrimas en los ojos reprochan al secretario general de Gobierno, al gobernador Gabino Cué
Monteagudo y al presidente municipal, Luis Ugartechea Begué, haberlos desalojado con la fuerza pública, como lo hicieron.

En su opinión, fueron los zarandeos, los golpes y los nervios que le provocaron a la embarazada lo que motivó el nacimiento prematuro del bebé, y las inclemencias del tiempo los que concluyeron el trabajo de los policías estatales y los inspectores municipales.

No queremos su dinero, queremos regresar a Copala

Ahora resulta que no estoy dentro de la lista de las tuteladas por la recomendación de la Comisión Internacional de Derechos Humanos, como si un papel fuera necesario para estar aquí donde estamos, defendiendo nuestro derecho para regresar a nuestras casas en San Juan Copala, de donde salimos por la inseguridad y por las amenazas de muerte de los grupos paramilitares, dijo llorosa Valentina Merino.

Aquí estamos y de aquí no nos iremos hasta que nos den las garantías suficientes de que ya desmantelaron a los grupos paramilitares que operan en San Juan Copala, pero además, que ya apresaron a quienes han asesinado a nuestros familiares y amigos, expresó la madre enlutada.

No queremos dinero, que no nos insulten más con la mentira que mendigamos el dinero del gobierno; estamos aquí por dignidad y para luchar por nuestras vidas, ésas que nos quitan allá en la región Triqui los aliados del gobierno que traicionó nuestra confianza, manifestó.

Gobierno asesino

Este gobierno está resultando peor que los demás, dicen las triquis del campamento de desplazadas, no ayudan a la gente que lo necesita, al contrario, mandan a la policía a golpear; ya supimos que un indio chimalapa perdió un ojo y hay otro malherido en la cabeza por el desalojo en el Istmo, ahora nosotras viviremos con el luto por el pequeño Jesús.

Niños que viven en el campamento, ahora ubicado en la calle de Flores Magón, con cartulinas en mano y lágrimas que muestran la indefensión y la inocencia, reclaman: 

“Gabino Cué: Así mejoraste las condiciones de vida de los niños y mujeres embarazadas triquis. ASESINO”.

Un cartel se observa entre las flores y las veladoras con que velan el pequeño cuerpecito del Jesús de las desalojadas, es sencilla y resume la esencia del gobierno que prometió nunca más usar a la policía para reprimir a los oaxaqueños, con toscas letras dice solamente: GOBIERNO ASESINO.