4 de agosto de 2012

Nuevo éxodo de 43 indígenas triquis del Valle de San Pedro Copala; se refugian en Tlaxiaco

Por: Pedro Matías

Putla Villa de Guerrero, Oax.- Los últimos 43 indígenas triquis, 22 de ellos menores de edad, en abandonar sus casas ante el temor de ser masacrados por el grupo armado que acecha la comunidad de Valle del Río San Pedro, San Juan Copala, fueron escoltados por la policía estatal.

Ante el incumplimiento del Estado mexicano de brindar seguridad a los 76 indígenas triquis que cuentan con medidas cautelares otorgadas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), este grupo decidió abandonar su territorio y refugiarse en la ciudad de Tlaxiaco, dando gracias a Dios por la “vida que nos ha prestado”.

A las 18:00 horas, los desplazados se alejaron de sus viviendas portando flores blancas y cartulinas con leyendas como “Somos triquis sin tierra”, “Mi papá murió luchando por la paz” y “Si no me voy, me matan”.

 Amada, una niña triqui, confesó:

“No estamos tan felices de salirnos de estas tierras porque ya nos acostumbramos a vivir aquí. Mi padre luchó por estas tierras, por eso lo mataron y por eso me duele dejar esta tierra”.

Mientras que Eva Gómez, la representante de la comunidad ahora de desplazados, reconoció que aunque ya se habían acostumbrado a estar en Valle del Río San Pedro, por miedo tienen que dejar sus casas, muchas de ellas muy humildes.

“Nos duele dejar lo que hemos construido, pero lo más importante es la vida, ahora mi deber es tener dónde vivir y no haya que esperar más violencia”, asegura Eva Gómez.

Después de cuatro años de establecerse en el Valle del Río San Pedro y ahora ser desplazados, agregó que “ahora estamos en manos del gobierno, y ellos están en el poder porque la gente les da fuerza y tienen que cumplir”.

Una vez que desprendieron las láminas de asbesto y galvanizadas de los techos, quitaron puertas y ventanas, así como la madera de sus estructuras, y cargaron con sus pollos, Eva Gómez insistió en que “nada de lo que se queda aquí es importante como la vida”.

Antes, acudieron a despedirse de sus dos muertos, Eulogio López Aguilar y Cipriano Cornelio Ramírez Ramírez, asesinados el 8 de marzo, ante quienes hicieron la promesa de que nos los van a dejar y que van a luchar por sus familias, aunque en ello les llegue la muerte.

Con el acompañamiento de la Defensoría de los Derechos Humanos del Pueblo de Oaxaca, Centro Bartolomé Carrasco y Centro y Asesoría a Pueblos Indígenas, los desplazados sacudieron sus pies al llegar a la carretera que comunica a Putla Villa de Guerrero con Tlaxiaco, “para dejar lo malo”.

El presidente del Centro de Derechos Humanos y Asesoría a Pueblos Indígenas, Maurilio Santiago Reyes, reconoció que, debido a la emergencia, el gobierno de Gabino Cué rentó una vivienda en la ciudad de Tlaxiaco para refugiar a los desplazados.

Sin embargo, dijo que el Estado mexicano ha incumplido con las medidas cautelares dictadas por la CIDH, a tal grado de ni siquiera asistir a las reuniones para establecer los mecanismos para la implementación de medidas de seguridad.

El resultado de esa inacción es el hecho de que los 76 indígenas triquis, de los que 35 o 40 son menores de edad, hayan abandonado a sus muertos, sus casas y hasta sus perros.